Cada año, la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CONASAMI) aprueba los aumentos salariales en México, impulsados por el ejecutivo federal y distintas cámaras patronales y empresariales en el país. En relación al salario del año anterior, hubo un aumento del 20%, según esta misma autoridad, al menos 61 oficios y profesiones también pasaron por este incremento salarial. El Consejo de Representantes de la CONASAMI es quien se encarga de determinar el monto o porcentaje a incrementar en los salarios, esto conforme algunos estudios que realiza. Los salarios mínimos se ajustan cada año, pero los aumentos de los últimos cinco años han sido los más significativos (16, 20,15, 22 y 20 por ciento en el año en curso), ya que forman parte de la política salarial plasmada en el Plan Nacional de desarrollo. En 2018, el salario mínimo se encontraba en 88.36 pesos y en este año, los trabajadores reciben 207.44 pesos en la mayoría del país y 312 en la Zona Libre de la Frontera Norte. En este sentido, el poder adquisitivo de la población que percibe hasta 1 salario mínimo ha tenido una recuperación real del 87% (descontando la inflación). Esto representa un aumento porcentual de 134.76% en términos reales. En este sentido, para el próximo 2024, diversas cámaras empresariales y patronales, en conjunto con el gobierno federal, plantean un aumento al salario mínimo de la misma magnitud que años anteriores, esperando que sea entre 12.8% y 20%, mientras que en frontera norte será de 6.6%. Esto situará el nuevo salario mínimo en un rango de entre 244 y 248.92 pesos en México, mientras que la frontera alcanzará los 333.02 pesos diarios. Si bien esto obedece a mejorar las condiciones salariales y laborales de la población más afectada, vulnerable y con menores ingresos, el elevar el salario mínimo también aumenta los costos laborales de las empresas, llevando a una menor demanda de trabajo, e induciendo a las empresas a aumentar los precios de sus productos (los cuales conducirán a tener efectos inflacionarios inmediatos) y reduciendo los incentivos a invertir. Además, estos efectos también provocarían que las empresas de menor tamaño sean las mas afectadas ante el aumento de sus costes laborales ante una pérdida de competitividad operativa. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), si ambos crecimientos se realizan, en salario y en precios, no existiría un beneficio para los trabajadores, sino todo lo contrario, habría otras desventajas. A partir de esto, las empresas deben de procurar y fomentar la inversión productiva y el capital humano para combatir el aumento del nivel de precios y posible aumento del desempleo. Este tratamiento mermará los efectos negativos y afectaciones a los trabajadores ante el alza salarial y se logre continuar en el camino hacia la dignificación del trabajo en México. Aunque el salario mínimo no es la única herramienta para reducir los niveles de pobreza, tiene el potencial de mejorar considerablemente los niveles de vida de un segmento de la población que ha sido históricamente relegada, promoviendo una mayor equidad e incentivando la actividad económica. Es por ello que, cualquier propuesta de incremento debe tomar este efecto en consideración, y recordar que si se empieza a descuidar la estabilidad de precios, se corre el riesgo de perder el control sobre la inflación, con su consecuente impacto negativo sobre el bienestar de la población • El poder adquisitivo de la población que percibe hasta 1 salario mínimo ha tenido una recuperación real del 87%. • El aumento del salario mínimo del 2024 rondará entre el 12.8% y 20%. • Elevar el salario mínimo también aumenta los costos laborales de las empresas, induciéndolas a aumentar los precios de sus productos y disminuir su nivel de empleo.
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